Llanero
El llanero es
la persona oriunda de los Llanos de la zona intertropical de
la cuenca del río Orinoco que
comprende los dos países del norte de Suramérica, Colombia y Venezuela. En Colombia la región es conocida como los Llanos Orientales,
los LLanos u Orinoquía y en Venezuela es conocida como Región de los Llanos.
El
llanero, figura común a los dos países vecinos, es comúnmente identificado con
un jinete colombiano y/o venezolano que se dedica por lo general al cuidado
de ganado en las grandes haciendas ganaderas de la región.
Esta ocupación se remonta a la época colonial. Los Llaneros jugaron un papel
decisivo en las épicas batallas de las guerras de independencia suramericanas,
en batallas como Urica, Las Queseras del Medio, Pantano de Vargas, Boyacá y Carabobo.
Con
la disolución de la Gran Colombia en 1830 los
Llanos quedaron divididos internacionalmente, aún así la unidad cultural
continuó por medio de las manifestaciones culturales que los unen.
La
época de máximo apogeo en los llanos venezolanos fue durante mediados y finales
del siglo XIX cuando Venezuela dependía
principalmente de su ganadería y agricultura. En cuanto a Colombia, los
departamentos llaneros fueron catalogados como territorios nacionales hasta
1959 cuando Meta fue elevado a departamento; los demás fueron elevados en 1991
y hoy son fundamentales para la economía colombiana porque allí se encuentras
sus principales yacimientos de hidrocarburos y gran parte de su riqueza
ganadera y agrícola.
Varias décadas de sincretismo cultural dieron lugar
a lo que hoy se conoce como el folclor y tradiciones llaneras; los constantes
desplazamientos geográficos de individuos hacia la región desde la época de la
conquista hasta el día de hoy, permitieron el surgimiento de una amalgama de
costumbres que, junto a las tradiciones de indígenas autóctonos, conforman la
característica raza llanera. Por ello, en la escena de lo cultural existen tan
variadas, como fascinantes manifestaciones, representadas por su danza y
música, el joropo; por sus obras escritas, el poema llanero; por sus costumbres
tradicionales, el trabajo de llano; por su deporte, el coleo; y por sus fiestas
más populares. Todo ello se convierte, entonces, en exponente del brío y la
rusticidad de la raza llanera.
A pesar que existen vestigios del surgimiento de los ritmos del llano
hacia el año de 1850, las primeras manifestaciones de la tradicional música
llanera nacen en las planicies araucanas y casanareñas, con representantes del
folclor como Miguel Ángel Martín, Héctor Paúl Vanegas y David Parales, quienes
fueron los primeros encargados de traer estos ritmos a los llanos metenses a
mediados de los años 60.
Las raíces musicales de las tonadas llaneras se encuentran en el
continente europeo, y en los aires españoles, adaptados para producir la
cadencia distintiva sincopada del joropo, nombre genérico de la música
llanera. De allí se desprenden varios ritmos, que usualmente se dividen
en dos: los golpes recios (Seis por numeración, el Seis por derecho, el Gaván,
la Periquera, la Kirpa, el Son, la Catira, San Rafael, Zumba que zumba, el
Carnaval, y los más destacados, el Pajarillo y el Contrapunteo) y los golpes
lentos (el Pasaje, la Tonada y el Valspasaje).
Los clásicos exponentes de la música llanera son Arnulfo Briceño, Luis
Ariel Rey, Julio Miranda y Reinaldo Armas. Hoy se erigen como
nuevos representantes del folclor musical del llano, entre otros, el ganador
2008 del Grammy Latino al Mejor Álbum de Folclor por su trabajo discográfico
"Caballo!", Orlando "El Cholo" Valderrama; y Aries Vigoth
con los ya clásicos "Predestinación" y "Una casita bella para
ti".
Música Llanera
La música llanera se interpreta a son de arpa,
cuatro y maracas. Observar al artista interpretarlos produce una
sensación de entusiasmo y admiración, especialmente cuando el arpista mueve
rápidamente sus pulgares tocando las cuerdas del registro medio de su
instrumento, para producir el característico sonido "bandoleao".
El arpa, instrumento representativo de la región,
posee 32 cuerdas de nylon, a diferencia del arpa clásica que tiene 47.
Construida en madera de cedro o pino, posee tres partes: la caja de resonancia
que presenta tres bocas circulares distribuidas a lo largo de la guía central;
el diapasón, en el que se encuentra el clavijero; y la columna que soporta la tensión
de las cuerdas.
El cuatro, una guitarra de rasgueo pequeña de
cuatro cuerdas de nylon y catorce trastes en su diapasón, es el aporte
venezolano al joropo. Los capachos, una variedad de maraca oblonga o
alargada, producen en la música llanera un efecto tímbrico, y se caracterizan
por ser utilizadas en pares de diferente carga o relleno, que usualmente es de
semillas de capacho.
Si bien el arpa es el instrumento mayor de la
música llanera, en ocasiones es reemplazada por la bandola - una guitarra melódica
de cuatro cuerdas y siete trastes, interpretada con plumilla haciéndola
importante en la interpretación del joropo.
Los trajes del parrando llanero
Un pantalón en algodón cuyo largo va hasta un poco más abajo de la rodilla, una camisa generalmente blanca y de pliegues, un sombrero de ala ancha y cotizas de hilo con suela de cuero curtido, componen el liqui liqui, traje típico del hombre llanero. Las características de este atuendo obedecen a las costumbres llaneras y el trabajo de llano. Así por ejemplo, el pantalón a media pierna tiene su explicación en la tarea constante del llanero de cruzar ríos en las labores de vaquería, en tanto que el caparazón del cachicamo, un armadillo grande típico del llano, inspiró los pliegues de la camisa, a la que también denominan cachicamita.
La mujer llanera porta un traje estampado con flores, cuello bandeja, manga corta y de largo hasta la rodilla o un poco más abajo; en ocasiones el traje se compone de una blusa blanca y una falda en flores, de similares características a las del vestido. Hoy, al atavío de la mujer se le agregan encajes y adornos que antiguamente no se usaban, con el fin de resaltar en el espectáculo la belleza de los llanos orientales colombianos. Las cotizas de hilo negro y un adorno de flores en el cabello, completan la indumentaria típica de la mujer llanera.
Poema Criollo
Trabajo de llano
La cultura de la Orinoquía colombiana expresa su belleza en las obras creadas por sus poetas. El poema llanero, obra escrita en versos pareados consonantes o asonantes y medida octosílaba, es la composición literaria más tradicional y reverenciada del folclor llanero, que perpetúa las leyendas más antiguas donde el hombre es protagonista de las más increíbles historias de aventuras y espantos; pero también expresa con donaire en un lenguaje típico, los opulentos paisajes que se observan en la inmensa llanura, la singularidad de su fauna, las vivencias propias de la región y los rasgos del llanero; celebra el amor y la belleza de la mujer, cuenta con gracia las situaciones jocosas que ocurren y expresa con simpatía las características del llanero.
Héctor Paúl Vanegas, importante representante del folclor y cultura llaneros, escribió los romances más famosos, tales como "El Caporal y el Espanto" y "El ánima de Santa Helena". Hoy se erige como embajador del verso llanero, el arauqueño Rafael Martínez Arteaga, "El cazador novato", quien con sus 20 discos grabados, muestra en sus poemas la vida del llanero criollo.
El trabajo de llano nace de la relación estrecha del llanero con la actividad ganadera en lo que se refiere a las labores de vaquería, tales como marcar, vacunar, ordeñar, enlazar, montar, entre otros, el ganado.
El llanero empieza su día hacia las tres o cuatro de la mañana, cuando ensilla su caballo y sale a la sabana a reunir el ganado, arriarlo y llevarlo hacia el corral, para enlazar y herrar las reces, u otras tareas que se necesiten llevar a cabo. A partir de estas actividades, se crearon los torneos de vaquería, realizados en fincas turísticas o parques temáticos, como producto turístico donde se forman equipos de cuatro personas, incluyendo una mujer, quienes deben desarrollar las pruebas de enlazada del becerro a caballo, herrada del becerro, el ordeño de la vaca mañosa, monta del potro cerrero, monta del toro matrero, carrera de caballos, el pilonero, el leñador y, quizás la prueba más famosa, el coleo criollo. La persona que gana estas pruebas se lleva el título del Llanerazo.
Coleando Toros
Muchas canciones, coplas y poemas llaneros le han escrito homenaje al coleo, una tradición ancestral de los llanos colombo - venezolanos, y alrededor del cual se entretejen las más alegres celebraciones y festivales del territorio de la Orinoquía colombiana.
Erigido a nivel de deporte nacional por el comité olímpico colombiano en 1998, el coleo surge de la tarea típica del llanero de derribar, chaparriando su mocho, es decir, a toda velocidad en su caballo y haciendo alarde de su fuerza y pericia, una res arisca o salvaje que se desviaba del camino, tomándola y jalándola de la cola, para que volviera a la manada. En competencia, esta tarea se desarrolla en una pista recta de 250 a 300 metros de largo por 10 o 12 metros de ancho, denominada manga.
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